Trabajar tantos años en la industria educativa me ha dado la posibilidad de conocer países de todo el mundo. Cada ciudad que he visitado me ha mostrado su encanto, pero algunas han sido inolvidables. Cerca de México, en el inmenso Canadá, se encuentra una de ellas, un destino maravilloso llamado Montreal.

Puerta de entrada a la provincia de Québec, es una alternativa para estudiar en el extranjero diferente, excepcional y con la ventaja de contener opciones superpuestas. En pocas palabras, una ciudad dos por uno.

Para los que quieren aprender o mejorar un idioma, esta ciudad bilingüe es única. Por ley provincial el francés es el idioma oficial, sin embargo, Montreal contiene una importante minoría de angloparlante y el inglés se transforma en una gran alternativa. Pequeña muestra de esta mezcla se encuentra al costado de la Plaza de Armas, la cual alberga dos estatuas muy particulares: un hombre y una mujer ignorándose y mirando en direcciones opuestas mostrando el pasado de la ciudad, cuando las dos comunidades, francófona y angloparlante, vivían por separado.

Con un poco de Francia y otro poco de Inglaterra, sin dudas es la ciudad más europea en América del Norte. Sin embargo, no pierde su rasgo canadiense y americano lo que la convierte en una opción resumida del viejo continente sin salir de América. La arquitectura es muestra de esto y en Le Vieux Montréal se encuentra la basílica de Nôtre Dame, construida teniendo como referencia la Sainte Chapelle de París.

A gusto y placer de cada uno, Montreal ofrece una ciudad nueva y otra vieja y el metro, que recorre toda la isla, permite pasar de una a otra con facilidad. El boleto cuesta $3,00, pero también hay pases por tres días, por fines de semana, semanales o mensuales con viajes ilimitados. En el Vieux Montréal, la rue Saint Paul, es la más popular y el paseo turístico por excelencia con restaurantes, bares, tiendas comerciales y locales de arte.

Otro dos por uno se encuentra en los grandes parques, como el Mont Royal, una colina de más de 230 metros de altura, ubicado en pleno centro, con parques y convertida en un lugar donde se hace deporte o se pasea, haciendo de Montreal una ciudad abierta y verde. A la vez, cuenta con una parte subterránea. Una red de centros comerciales y patios de comidas en los subsuelos de las grandes torres, unidas entre sí por túneles que van hasta la red del metro e ideal para descansar del intenso frío en el duro invierno Quebequense.

Así es Montreal en el este de Canadá, en invierno o verano, un dos por uno permanente y para aprovechar.

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Ingloba, un viaje a tu destino.

Nancy Calderón

Directora y Gerente del Departamento de Visas

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